De estar viva, Miriam Makeba hubiera cumplido 90 años este 4 de marzo. Su talla artística justifica sobradamente que el BLACK MARKET de marzo esté dedicado a realizar un selecto recorrido por su fantástica trayectoria y a mostrar LAS MIL CARAS DE MAMA ÁFRICA.
Miriam Makeba ha sido la voz de Africa. Y lo ha sido por ser la primera cantante africana en ganar reconocimiento internacional, y porque con su cantar, emocionado y emocionante, humilde y soberano, personificó como nadie el sufrimiento y la dignidad de todo el continente.
Nacida el 4 de marzo de 1932 en la capital de Sudáfrica, Johannesburg, de padre de etnia xhosa y madre de etnia swazi, recibió el nombre tradicional de Senzi y, trabajando como empleada de hogar, la música le tocó hondo asistiendo a los servicios de la Iglesia Metodista. Ya establecido el sistema del apartheid desde 1948, su primera mentora musical fue Dolly Rathebe, y pasaría por las filas de los Cuban Brothers, los Manhattan Brothers en 1954 y las Skylarks, un grupo íntegramente femenino donde, junto a otras ilustres compañeras como Dorothy Masuka, grabó mas de un centenar de cortes, entre ellos “Holilili”, “Ekoneni”, “Stoki” o “Ema Juba”. Estas formaciones practicaban un sabroso cruce de ritmos tradicionales (township y kwela) con el jazz vocal, el swing y el ragtime que llegaban desde los EEUU.
En 1957 participó como solista en un tour de 18 meses por toda Africa, y fue la protagonista femenina del musical “King Kong”, que le dio popularidad entre audiencias blancas.
Su espaldarazo definitivo le vino de la participación en el documental “Come Back Africa” de Lionel Rogosin, que la llevó a la presentación del film en el festival de Venecia de 1959.
Aquí os dejo unas escenas de esta fascinante película que vale la pena ver o revisitar.
De allí a Londres y Nueva York, donde contactó con su mas firme valedor, Harry Belafonte, que la guió en sus primeros pasos en solitario y con quién ganaría un grammy en 1966.
Ya no pudo volver a Sudáfrica tras la muerte de su madre, ya que el gobierno de su país había revocado el pasaporte a tan incomoda representante; y así empezaron sus cerca de tres décadas de exilio y también su carrera como portavoz internacional contra el apartheid en particular y la represión de los derechos humanos en general. Se casó cinco veces, entre ellas con el trompetista Hugh Masekela (su primer marido) y el activista afroamericano Stokely Carmichael.
En 1969 contrajo matrimonio con el activista pro derechos civiles Stokely Carmichael, líder de la organización radical afroamericana Panteras Negras, uno de los grandes nombres del Black Power. Bajo su influencia, la lucha de Miriam Makeba por la emancipación de los negros se intensificó y sus canciones pasaron a tener un mayor contenido político. Eso puso a Makeba en la lista negra. Las autoridades estadounidenses obligaron a la discográfica RCA a rescindirle el contrato, y sus conciertos fueron cancelados.
El matrimonio decidió entonces emigrar a Guinea-Conakry, donde Carmichael, que había adoptado el nombre de Kwame Ture, llegaría a ejercer de ayudante del primer ministro Ahmed Sekou Touré, mientras Makeba continuaba con sus recitales por el mundo. En 1975, la cantante trabajó durante un año como delegada de Guinea en las Naciones Unidas. De la unión con Carmichael, que acabaría en divorcio, nació su única hija, fallecida en un accidente en 1985.
Su vocación internacionalista la llevó a conformar un extensísimo repertorio con composiciones propias, cantos tradicionales de su tierra y toda Africa, música cubana, brasileña, calypso, canción de autor, adaptaciones de música clásica, etc, y cantó en diversos dialectos sudafricanos y africanos, árabe, español, francés y portugués entre otros idiomas. Su mayor éxito, “Pata Pata”, a punto estuvo de eclipsar el brillo de una carrera genial.
Sus discos se editaban bajo la etiqueta de world music y ella preguntaba: “¿De dónde vienen las otras músicas? ¿De Marte? Vaya estupidez. Si alguien me dice que lo mío es world, le doy las gracias por reconocer que nosotros también somos parte del mundo. Aunque lo que realmente está queriendo decir es que nuestra música es del Tercer Mundo, igual que nuestro continente. Así que, por favor, no nos insulte”.
Esta luchadora incansable que, en palabras de su segundo esposo, Kwame Ture, cantó en Nairobi con motivo de la independencia de Kenya, en Luanda con la independencia angoleña, en la inauguración de la Organización de la Unión Africana en Addis Abeba, para Samora Machel en Mozambique y en el Vaticano, fue recibida por líderes mundiales como John F. Kennedy, Fidel Castro, Haile Selassie de Etiopía y François Mitterrand.
A lo largo de su carrera recibió numerosos galardones, muchos de ellos por su contribución a la defensa de los derechos humanos. Entre ellos destacan el Premio de la paz Dag Hammerskjold (1986), el premio Polar de música (2002) y el premio por la Paz de la Asociación para las Naciones Unidas en España (2007). Poseía además la Orden francesa de las Artes y las Letras.
Aquí teneis una vibrante interpretación en directo de “Soweto Blues”, tema compuesto por Masekela e interpretado por ella como protesta por la masacre (con más de 170 muertes) generada por la represión policial en las manifestaciones populares contra la decisión del gobierno de hacer del afrikaans (el idioma blanco de la minoría segregacionista) el idioma principal en los colegios del país.
Makeba perdió a su madre y a su hija Bongi (hija de Stokely Carmichael) en 1985 cuando aún estaba en el exilio, y volvió a Sudáfrica en 1991 tras tres décadas de exilio y tras la liberación de Nelson Mandela.
Volvió a casa tras la liberación de Nelson Mandela y siguió despidiéndose de su público en todo el mundo a pesar de su osteoartritis. El aviso de su muerte le sobrevino mientras actuaba en Nápoles, y nos dejaba el 10 de noviembre de 2008. Sus restos fueron repatriados a la República de Sudáfrica, donde recibieron honores de estado.
Y aquí tenéis, «Mama Africa», un documental no demasiado largo para conocer más de cerca a esta gran artista de voz poderosa, tan humilde como orgullosa, con una presencia escénica y un carisma únicos, polifacética, con una gran vocación de lucha, elegante y versátil, que quedará para la historia como una de las más grandes del siglo XX.