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Looking For The Perfect Beat

Foto: Violeta Palazón

Funkologia Exclusivo

Corcs Drum&Organ

SONIDOS ORGÁNICOS DE KILÓMETRO CERO

Con la libertad (hándicap a su vez) de no contar con excesivos referentes en el formato de órgano y batería, el dúo catalán se lanza a explorar sonoridades que, partiendo de versiones de r&b y soul, amplía a posteriori el espectro al grueso de los géneros musicales de origen afroamericano y jamaicano. Y lo hace con el soporte que le brindan dos instrumentosconfeccionados a nivel local décadas atrás, lo que les confiere un sonido añejo y reconocible, que no acusa la ausencia de otros músicos.

Para lograr unas texturas de sonido como las que os caracterizan, es evidente que desempeñan un rol importante los instrumentos escogidos para darles forma, ambos con una cierta trayectoria según tengo entendido. ¿Dónde localizasteis el órgano y la batería con qué habéis dado forma al proyecto, cuál es la historia que se oculta detrás de ellos y qué clase de remiendos o reparaciones han necesitado para ponerlos a punto?

Pues en el caso de la batería, Oriol la compró de segunda mano, con sus hierros y sus fijaciones características, y, tras dos días limpiándola, descubrió que, bajo la capa de polvo pegado reseco, se escondían unos acabados amarillo perla muy bonitos. El primer órgano de Joan fue un Alton 7 que le regaló un vecino del pueblo, en el interior del cual había desde confeti hasta hojas secas de árbol de navidad. Tras adquirir distintos órganos Alton 7 y 9 para conseguir recambios, el órgano “titular” ha ido cambiando, pero han participado en el disco piezas y componentes originales de aquel primer órgano.

Sorprende, a su vez, la sintonía existente entre la investigación llevada a cabo por el sello que os edita, Adarce Records –subsello de Bcore Disc-, en busca de sonoridades “groovies” españolas de los 60 y 70 (soul, funk, bossa nova, bandas sonoras, disco, rumba, música de librería…), y la finalidad de Corcs para perseguir un determinado sonido que, aunque registrado ahora, nos retrotraiga a aquella época “dorada”. ¿Cómo se produce el encuentro y nace la propuesta de publicación del álbum “Una altra excepció”?

De hecho, la finalidad de Corcs Drum&Organ no es conseguir este sonido, sino usar estas herramientas y lidiar con las limitaciones que conllevan para tratar de descubrir cosas nuevas. Utilizamos producto de proximidad, aunque un poco obsoleto. Básicamente, son instrumentos que encuentras estropeados en estos almacenes de muebles de segunda mano. Si los consigues reparar, sacarás un sonido parecido al de los discos de Adarce. Fue Bcore quien dio el primer paso para “el beso”, pero en aquellos momentos no estábamos preparados. Nuestro repertorio estaba basado,sobre todo, en versiones de rhythm&blues y soul. Así que nos lo tuvimos que currar mucho nosotros.

Para vuestra puesta de largo, os habéis decidido por un vinilo grande y de edición limitada que aparece con motivo de El Día de las Tiendas de Discos. ¿Por qué sigue mereciendo la pena apostar por el formato físico, apoyando, a su vez, a sellos que lo editan y a comerciantes que lo despachan en las tiendas de discos?

La gente busca momentos para liberarse de los ordenadores y sus derivados para hacer cosas reales: ir a dar una vuelta en bici, encender un fuego, dibujar en un papel, prepararse un café… La música no solo se consume por el oído, también nos entran por el color y el diseño, nos gusta tocar los discos, olerlos, y tener la sensación de haber participado en la creación de la música tras ponerles la aguja encima.

Dejáis caer que el dúo transitará por géneros como el soul, el rhythm&blues, el latin soul, el rocksteady, el funk… si bien creando un sonido propio y reconocible. ¿Os habéis fijado algún tipo de limitación o consenso en cuanto a los géneros o texturas que tienen cabida y cuáles no la tienen en este proyecto?

No hay ninguna limitación mas que nuestro gusto y nuestras ideas, que sí pueden ser más limitadas. Y, sobre todo, no hay ninguna fórmula de creación. El disco, y probablemente todo lo que hagamos en adelante, huye de las fórmulas mágicas. Está planteado para tener canciones lo más variadas posible. La batería y el órgano ya le dan la cohesión necesaria. Algunos temas están creados encima del instrumento, otros están escritos a mano, algunos parten de una melodía, otros de un ritmo, otros de una idea o una cosa que tiene que pasar, algunos de una canción existente, otros son un collage de ideas, y, si se nos ocurren otras maneras de crear canciones, las vamos a utilizar. 

Si consideramos el “groove” como hilo conductor que orienta a su vez vuestras preferencias musicales y la perspectiva con que queréis dotar al proyecto. ¿Cómo definirías este concepto y en qué medida tratáis de aplicarlo tanto en la elaboración de composiciones propias como en la selección de cancionero ajeno?

Cuando una canción es bailable y el músico se deja llevar por ella, le es mucho mas fácil ser preciso con el tempo de la canción. Preciso como cuando haces un “zoom” con el ProTools sobre una caja y ves que el bajista ha clavado su nota con el golpe. Si además esta línea de bajo tiene algo de complejidad rítmica, le obliga a estar con algo de tensión para seguir siendo preciso. Podríamos decir que el “groove” es la música que sale de la combinación entre tocar relajado algo bailable y tocar con la tensión de hacer un ritmo algo sincopado siendo muy riguroso con ciertos tiempos del compás. Una de las premisas de nuestras canciones es que sean bailables y procuramos ser muy rigurosos con el tempo e ir a una. Las líneas de bajo del órgano acostumbran a combinar notas a tiempo con notas sincopadas, buscando huecos y coincidencias con los ritmos de batería y de los teclados del órgano.

¿Cuál es la clave para detectar un buen “groove” cuando uno escucha un disco?

Coincidimos en que los buenos “grooves” son aquellos que, dentro de un mismo compás, tienen unos momentos en que todo coincide y otros en que parece que alguien corra más que el resto para llegar a otro compás donde todos van a coincidir impecablemente en el mismo golpe.

Por: Larry ACR  Foto: Violeta Palazón

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