El trío madrileño compuesto por Alberto Brenes (batería, percusión y diseño sonoro), David Sancho (piano y sintetizadores) y Mauricio Gómez (sao tenor y teclados) conforman este pequeño interrogante que responde al nombre de Monodrama.
Apasionados del Jazz, aunque difícil de situar dentro de la escena musical actual, han sido capaces de crear un estilo con pocas referencias en el panorama nacional.
La única manera de explicar a qué suena Monodrama es poniendo su música y dejarse llevar por el ritmo y el aura especial que emerge de sus temas.
Modern Post Morten (Autoeditado, 2019) fue el primer trabajo de estos músicos. Más tarde dieron el salto para fichar por Everlasting y grabar Anathema (2019). Estos dos trabajos son la muestra de talento, sensibilidad e inteligencia. Ahora, vuelven con más de 1h de música instrumental con su nuevo trabajo Mndrmooaa (Everlasting, 2021).
Para empezar, me gustaría saber cuándo nace realmente la banda y en qué circunstancias
(Mauri). Por el verano de 2012. David y yo nos conocíamos porque éramos compañeros de estudios. Y realmente la decisión de crear la banda no fue otra que, por tocar, por el placer de hacer música
En la nota de prensa decís que hablar de Monodrama supone enfrentarse a un reto, ¿por qué?, ¿en qué sentido es un reto?
(Alberto) Bueno, lo que nos han dicho en alguna ocasión, además gente que se dedica a esto, es que nuestra música y nuestro directo está planteado de una manera que te exige estar muy atento o estás jodido. No es una experiencia en la que puedas estar y desconectar, porque la música y el ritmo no te lo permite. También depende mucho de quién nos escuche, de la actitud… es decir, la predisposición que tengas a adentrarte en ello.
(David). Es cierto que nuestra música requiere una escucha activa que quizá no es para todos los públicos. Por eso puede ser un reto.
Vuestro directo es prácticamente una sucesión de canciones sin descanso que requiere un nivel de concentración muy grande, ¿cómo es el momento previo antes de subir al escenario? ¿tenéis algún ritual que os ayude a meteros de lleno en vuestra actuación?
(Alberto). No, la verdad es que no. Además, no lo pensamos demasiado. Yo me aseguro de que los calcetines estén limpios y poco más (risas).
(David). Yo siempre digo la misma broma, “¡extremos abiertos y al ataque!”.
(Mauri). Nada demasiado serio la verdad, no tenemos ninguna manía ni ritual.
Sois músicos de formación clásica –excepto Alberto– pero también os definís con espíritu disidente, ¿no puede chocar o parecer opuesta vuestra formación con la manera que tenéis de crear música o vuestra manera de proyectaros hacia el futuro?
(David). No tiene por qué… ten en cuenta que, con una formación clásica, hoy en día, y a grandes rasgos, las salidas son la docencia, no tocar en una banda. Yo, por ejemplo, soy músico clásico porque mis padres me apuntaron al conservatorio, pero si hubiese nacido hoy no hubiese tenido esa formación porque habría otras circunstancias en las que poder estudiar directamente música moderna, pero desde luego no me arrepiento.
(Mauri). Simplemente es una forma de empezar el camino. Por ejemplo, la oportunidad de Alberto fue conociendo gente y tocando con amigos. Los comienzos pueden ser muchos escenarios distintos.
(Alberto). Si yo hubiera tenido la oportunidad también habría ido al conservatorio.
Vuestro primer trabajo fue autoproducido y grabado en a penas 3 días, ¿cómo fue el cambio de veros en esas circunstancias a, de repente, fichar por Everlasting?
(Alberto). Bueno realmente el cambio no ha sido otro que vernos con apoyo y con infraestructuras para seguir creciendo. En el mundo del jazz, que alguien te proponga grabar una demo y te la pague, es algo casi inaudito. Porque estamos en un ámbito donde existe mucha precariedad y hay poca demanda en comparación con otras músicas. Lo que duró la demo fue lo que la gente tarda en grabar un disco, dos o tres días. Eso marca una diferencia cuando hay una autoproducción.
(Mauri). Es cierto que, en este disco, sabiendo que contábamos con tiempo y recursos, se ha planteado un trabajo mucho más minucioso y cuidado. Aunque no son solo los recursos, sino la actitud. No es tan espontáneo como nuestros anteriores trabajos, diría que está mucho más cuidado. Ha habido pre-producción, una demo, y sobre todo tiempo para pensar.
“Vivimos en la era de la fugacidad, de no querer dedicar mucho tiempo y esfuerzo en nada. Teniendo en cuenta esto, nosotros hacemos lo que queremos”
En ese primer EP llamado Anathema veíamos 5 temas, ahora, vemos 13 canciones que suman más de 1h de música instrumental. ¿No pensasteis que era algo arriesgado, teniendo en cuenta que el consumo hoy en día se caracteriza por ser bastante fugaz?
(Alberto). Efectivamente vivimos en la era de la fugacidad, de no querer dedicar mucho tiempo y esfuerzo en nada. Teniendo en cuenta esto, nosotros hacemos lo que queremos. Hacer este tipo de música requiere una cierta actitud, por lo tanto, nos gusta profundizar en lo que hacemos, y nos gusta, sin tener en cuenta demasiado la respuesta. Si hay una respuesta positiva, genial, pero no nos obsesionamos con eso.
(Mauri). Dicho de otra manera, si eres de lo que se zampa todos los capítulos seguidos de tu serie favorita, pues esto es como una nueva temporada de esa serie. Dale al play y escúchalo.
(Alberto). Además, aquí no hay guion. Sí se apela a la escucha activa, pero mientras se reproduce un disco también puedes hacer otras cosas.
¿Y respecto a este modelo de consumo tan fugaz, lo habéis llegado a notar en vuestros directos?
(David). Sí que notamos que la gente no se atreve a ir o consumir la cultura en vivo. Para nosotros es una pena, porque lo que ocurre en un escenario es siempre una sorpresa, no es la misma experiencia que tienes escuchando ese mismo disco desde el sofá de tu casa. Son cosas diferentes.
(Mauri). A nosotros esa experiencia nos gusta y nos enriquece mucho. Yo cuando estoy en el escenario y veo las caras de la gente, veo que no tienen la misma cara que cuando ven la televisión, esa cara de ausencia. Estás en otro estado, y eso es lo bueno de un directo. Es otro estado de atención.
(Alberto). Yo creo que también hay mucha ansiedad. Hay cosas que te retan y otras que no. Nuestra música desde luego sí.
Que vuestra música sea íntegramente instrumental, ¿es algo que ya teníais muy claro desde el principio? ¿Nunca os habéis planteado meter alguna voz?
(Mauri). Bueno, se ha pensado y ha habido ideas, pero no. Nuestra banda es instrumental, somos instrumentistas.
(Alberto). La cosa es que, si cuando creas una banda ya tienes el objetivo de ganar dinero, quizás si introduces un plan. En nuestro caso es más bien con quién quieres tocar y qué música quieres hacer. Generalmente con este pensamiento, el plan es hacer la música que mayoritariamente escuchas. Nuestro estilo es la música instrumental.
Es cierto que sois un grupo al que no le gusta etiquetar su música, pero sí debe haber un punto en común y un sonido en el que los 3 coincidáis para componer, ¿cuál es ese punto de unión?
(Alberto). Creo que nosotros hemos hablado mucho más que tocado juntos. Eso es una cosa que hace que vayamos más lejos, planteando un escenario. De esta manera se van estableciendo cosas. Por ejemplo, Mauricio es una persona muy inquieta que escucha mucha música y ha propuesto y ha creado cosas incluso antes de tocar juntos. Es una manera de ir trazando una dirección. Yo soy más de opinar y dar otro punto de vista, que estas cosas también ayudan mucho a ir creando.
(Mauri). Pero obviamente había muchas cosas en común en cuanto a gustos musicales.
Y el tema de las etiquetas, ¿cómo lo encajáis?
(Alberto). Yo creo que se introducen etiquetas de manera incorrecta. A nosotros nos han llegado a clasificar como “free jazz” solo porque en nuestra música hay momentos en los que tocamos sin tempo y mucha actividad. Son formas de entender y de verlo, para otra persona puede ser y puede sonar así, pero desde luego no lo es. No es por decir “no entendéis lo que hacemos”, solo que se debería afinar más para concretar y no generalizar.
(Mauri). Quizá la gente que etiqueta de esta manera no tiene las herramientas para entenderlo desde un punto de vista formal, armónico…
(Alberto). Al final yo también las utilizo en otros momentos, y eso te va a ayudar a saber si esa música te interesa o no, pero también es una manera de desplazar. Puede ser un tema interesante o un rollo.
(David). Es una manera de clasificación. Cuando es una música un poco más especial no suele ayudar, pero desde luego, si un disco no es “free jazz” es este (risas).
En la portada de vuestro nuevo disco, Mndrmooaa vemos una casa en llamas, ¿es una especie de pista sobre lo que se va a encontrar la gente al escuchar las canciones? ¿Qué queríais realmente transmitir con esa portada?
(Mauri). Bueno, queríamos que cada uno hiciera una lectura de lo que le transmitía la portada. Es una metáfora algo barata, quizás. Hemos recibido mensajes de que la imagen transmite mucho con la música del disco. Lo que buscábamos con esto era algo sugerente, provocativo… lo que intentamos alcanzar con nuestra música.
Y respecto al título del disco, ¿por qué Mndrmooaa?
(Alberto). Pues creemos que no tiene mucha complicación, se trata de un disco homónimo. Las letras simplemente están desordenadas, pero no tiene más.
¿Si tuvierais que quedaros con un tema de este nuevo disco?
(David). Quedarse con una sola canción sería acotar demasiado…
(Mauri). Yo no tengo ninguna favorita, a mí me gustan todas.
(Alberto). Yo estoy muy estresado tocando. Pero a mí personalmente me gustan mucho los extremos. Me flipa “Pahoehoe”, el último tema del disco.
Texto y entrevista: Andrea Girona