Recordando a Lalo Schifrin, rescatamos este artículo publicado originariamente en el número 4 de la edición impresa de Enlace Funk, en el otoño del año 1997.

Si bien es cierto que ahora algunos seguidores alzamos con más fuerza la voz para reivindicar la inconmensurable aportación artística de estos virtuosos del «bello suono» que antes desconocíamos en profundidad debido posiblemente a una espera fruto del autocultivo cultural siempre necesario en campos tan vírgenes y afortunadamente inhóspitos de críticos y demás marabunta convencionalista. Por lo que al humilde remitente le incumbe con los 50s, 60s y sobre todo 70s y ando listo y servido aunque nunca olviden que los 80s se escaparon algunas joyas («Never Say Never Again» de Michael Legrand en 1983, por ejemplo).

Ahora bien, todo reino tiene sus reyes y Shifrin un buen 21 de junio de 1932 vio la luz en la ciudad de Buenos Aires en los faldones de una acomodada familia argentina de ascendencia europea. Como todos sabéis, no hay cosa peor en este mundo que un talento mal aprovechado, así pues alejó sus pasos de la carrera que estudiaba, derecho, para alzar su mirada a la música. A mediados de los 50 se trasladó a París donde culminó sus estudios de música clásica bajo la tutela, que más tarde le influiría notablemente, del compositor francés Oliver Mesiasen en el París Conservatorie. Por otro lado se nutría empíricamente en la noche parisina tocando en clubes de Jazz que le permitían mantener económicamente sus estudios. Es en este preciso momento donde comienza la carrera musical de Lalo tan virtuosa como fructuosa con más de un centenar de film scores a sus espaldas entre otras actuaciones como pianista, teclista, compositor, arreglista, director de orquesta y otras muchas facetas que más de un falso autodidacta de encefalograma plano desearía haber realizado. En la ciudad de la luz, participó en tres discos de Henri Criolla como pianista durante el invierno de 1955 y esas son, con seguridad, las primeras apariciones «públicas» de Lalo que se sepan.
Al venir de Argentina, su primera composición destinada a una película le llevó a ganar un premio Award con Theme From El Jefe (1958-MGM). Por entonces, Lalo que ya había trabajado como arreglista de Xavier Cugat, tras conocer a John Briks aka Dizzy Gillespie, viajaría a NYC para formar parte de su orquesta no sin antes publicar con altos índices de latinidad bajo el «toque mágico» de su piano el disco Piano Español editado en TICO y de desconocida fecha de grabación que más de un alocado en la misión imposible se moriría por escuchar.
En NYC fue donde LALO, en compañía de Dizzy y su orquesta, grabará grandes álbumes que hoy en día son considerados grabaciones clásicas en el mundo del Jazz como Gillespiana (1960-Verve) donde el artista compuso su «Suite For Trumpet And Brass Orchestra» que dejó a más de un devoto de la escena de Jazz americana perplejo.
Al comienzo de los 60, Lalo se enriqueció sobremanera con el Jazz y ello sería una semilla que daría ulteriores frutos. Entre el gran número de personalidades jazzísticas con las que Shifrin trabajó se encuentran Coleman Hawkins, Philly Jo Jones, Roy Eldrige, Stan Getz y Duke Ellington. Después de trabajar durante dos años como compositor y pianista de Dizzy, comenzó su carrera en solitario por el Jazz componiendo temas para el organista Jimmy Smith (The Cat, 1964-Verve) para Paul Horn (Jazz Suite on the Mass Texts, 1964-RCA) para Hugo Montenegro (The Man from U.N.C.L.E., 1964-RCA) y otras personalidades.
La reputación de Lalo como arreglista y compositor estaba ya consolidada en los círculos de jazzisticos. En este momento, aproximadamente en el año 1965, se traslada a Los Angeles donde situará su cuartel general de donde saldrán la mayoría de sus composiciones para películas y series de televisión, repasaremos algunos trabajos realmente importantes.
En 1965 compuso The Cincinnati Kid (junto a Ray Charles con una ambientación sureña que se reflejaría en «Cool Hand Luke» o «Prime Cut»). Después vinieron cuatro composiciones para series televisivas «Blue Light», «The Dark Intruder»,…en su mayoría inéditas. Junto a Shyrley Bassey entró en un estudio para grabar «The Liquidator». Después vinieron preludios «chase» con «Riviera Chase» y «The Killer», el film score de carácter sinfónico Marquis de Sade (1966-VERVE) que grabó en NYC.
En 1966 compone el que convencionalmente hablando, es su trabajo que ha alcanzado cotas más internacionales: Mission: Impossible. Los temas que engloban la primera y última edición (DOT y VERVE/MCA respectivamente) de la película que, con tanta alevosía y clase interpretaría el bueno de Peter Graves, junto a un embrionario «Hutch» David Soul, son individualmente, auténticos tratados de la estructura y metodología musical (tanto en efectos, arreglos, etc) utilizada en las películas de acción norteamericanas (y gran parte de las europeas) de mitades de siglo. Sin ningún reparo, es posible afirmar que Lalo creó un nuevo estilo musical llamado Chase, caracterizado en pocas palabras por someter toda una orquesta bajo la ley del Funk.
Esta composición ha alcanzado tanta fama actualmente porque el conocido «5/4 Theme» ha sido brutalmente plagiado para cubrir los backgrounds de otras numerosas películas, así como haber sido reinterpretado por numerosos músicos como el inefable y ya desaparecido Herny Mancini entre otros. Un tema que convencionalmente ha sido reinterpretado en plan «remake pos modernista» por Tom Cruise (cabe resaltar que el intento de darle un aspecto noventañero a la historia no sólo ha sido un error monstruoso, sino que permitir que miembros de U2 realice la reinterpretación del tema principal alimenta el mal gusto que ha rodeado esta desequilibrada moda).
Realmente pocos films scores son tan completos como este. Cada tema es un mundo de estilos, intenciones, orquestación, experimentación y sobre todo un patrón para encuadrar la escena. De hecho, gran parte de los capítulos de la serie televisiva que se anticipó al gran film se configuraron en base a la música (estos skits están disponibles en un disco publicado en Capitol Records junto a la versión moderna de la serie a cargo de John E. Davis), el Jazz infecta el disco desde el primer momento «Barney Does It All», «Self Destruct») y emerge con un estilo muy peculiar de aplicar los justos arreglos a cada instrumento, por ejemplo, el tratamiento del cymbal en «Danube Incident» o las campanas en «Self Destruct» envuelven el disco en un ambiente cargado, lleno de luces, magia nocturna y miradas inquietas como ocurre en «Midnight Courier». Y la acción del Chase y el corazón del thriller tiene sus máximos exponentes en «More Mission» (cuya percusión latina y bajos bien valen un puesto de oro en la historia de la música) o «The Sniper». Un prospecto para todos aquellos que desconozcan la verdadera magnitud y proyección de estas composiciones con un amplio marco costumbrista -musicalmente hablando- que Lalo dejó del Swing Funk de los trepidantes 60s.
Después de este exitoso trabajo vinieron más y más series televisivas (Sullivan´s Affair, How I Spent My Summer Vacation, The Virginian, Hell In The Pacific, Deadly Roulette,…) de los que no existe documentación que no esté en manos privadas. Este último aspecto dejará coléricos a los rigurosos expectantes del sampler como DJ Premier que ha sabido sacarle partido a las composiciones de Lalo de estos años.
En los estudios Burbank de Hollywood compuso Cool Hand Luke (1967-WEA) con un extenso ramillete de melodías sureñas de inspiración tradicional americana ya que la película se desarrolla en una cárcel del sur con una notable interpretación de Paul Newman. Esto demuestra la versatilidad de Schifrin para adaptarse a prácticamente todo.
El tema «Down Her On The Ground» fue de la noche a la mañana un estándar del Jazz que sería interpretado por West Montgomeri, George Benson o el pianista Oscar Peterson. En Burbank se compuso The Fox que sería nominado ese año como mejor banda sonora por la Awards Academy y Sol Madrid (1968-MGM) que fue grabada en España.
Y por fín Steve McQueen interpretaría al detective de San Francisco en Bullit (1968-WEA). El tema principal es sencillamente precioso y refleja a la perfección el movimiento del AMX por la ciudad del Golden Gate con nada más y nada menos que Ray Brown al contrabajo, Bud Shank a la trompeta y Howard Roberts a la guitarra.
Con un personal así, temas como «Room 26» – de cálida expresión Bossa Nova – tienen fácil explicación. Pero si este disco tiene un tema que impacte por su plenitud Chase y su magistral orquestación es «One Way To San Mateo» donde el argentino con esa percusión latina de cuestas abajo y llantas heavy duty que le representaría eternamente, con esa sección de cuerdas acolchadas, da expresión melódica a la ciudad de San Francisco.
Posiblemente, el disco que produjo Jimmy Hilliard dejó claro que es preferible sintetizar un film score en apenas 40 minutos que empacharse de una hora de pedantes enlaces sinfónicos a los que estamos acostumbrados con Jerry Goldsmith y compañía que más que ensalzar la situación thrilesca, la sistematiza.
Después de Mannix (1968-PARAMOUNT) entramos en los 70 y Schifrin se agolpa en el tren de la televisión más que nunca. Para que se hagan una idea del extenso pastel por descubrir, solo durante esta década grabó alrededor de medio centenar de films scores para la televisión y pantalla grande que están sin editar (entre ellos Hunter, Starski & Hutch, Escape, The Wrath of God, The Partners, Rage, Petrocelli, Bronx, etc.) y otras editadas en su tiempo como Kelly´s Heros (1970-MGM) dirigiendo la orquesta oficial de la Metro Goldwin Mayer.
En 1971 aparece el ya mítico Dirty Harry (1971-VIVA) con solo dos temas oficialmente – aunque no aparezca el tema final de los créditos – «Scorpio» y «Dirty Harry´s Creed». Sin duda, estos dos temas son el escopetazo de salida del legado Heavy Funk setentero que Lalo dejó al mundo de la música. Ambos representan una expresión de Jazz Funk con la percusión característica pero más acentuada (fuertes congas y strings bajo el colchón perfecto de la sección de cuerdas como ocurre en «Harry´s Creed»).
El tema «Scorpio» hierve la sangre de cualquier mortal y el Soul Train se descarrila por los poros sin necesidad de voces a punto de reventar, distorsiones ni griterios (que no extrañe a propios que DJ Yella decidiera samplearlo en «Approach To Danger». La imagen del serial killer «Scorpio» – enemigo acérrimo del mejor personaje policiaco de todos los tiempos Harry Calahan (¿Quién habló de Hunmpfrey Bogart?)- preparando su rifle de precisión para aniquilar una pareja de homosexuales desde la azotea de un edificio es en la que se inspiró Lalo para componer esa agresiva y virtuosa batería junto a los efectos de un estridente Moog y voces de sirenas melosas dando la fórmula perfecta para airear la trama.
Mix Master Mike en su tema «Terrorwrist» (Return Of The DJ vol 1 – 1996-BOMB) utiliza la segunda parte del tema «Scorpio» que podréis escucharla en la película cuando cuando el asesino se dispone a robar una tienda de licores La repercusión que en la primera parte del tema no aparecía, si lo hace en esta con notable soltura. En cierta manera, Schifrin se anticipaba a la metodología del DJ, pues desarrolla los temas en base a patrones básicos. Nos encontramos a dos de los mejores temas Funk de todos los tiempos y aunque parezca mentira existen multitudes que no se han percatado de ello.
Entre los numerosos trabajos de thrillers que Lalo ambientó se encuentra uno de especial espíritu agresivo Prime Cut (1974) cuyo título español sería «Carne Viva». El film interpretado por el siempre impávido Lee Marvin y un jove Gene Hackman recreaba la historia de la lucha entre los hermanos Pies de Cerdo – unos paletos «sammy» rodeados de cerdos que se dedican a la trata de blancas en Kansas City – y uno gangsters de Chicago Pésimamente grabada, con fotogramas mutilados y doblaje pésima (exceptuando la profesionalidad de Constantino Romero), se abre la película con la imagen de uno de los granjeros gangsters mutilando a un matón enviado del norte para cobrar deudas mientras podemos observar todo el excitante proceso de elaboración de hamburguesas y salchichas frankfurt en una sudorosa factoría. Mientras Lalo ambienta la imagen con un piano sensual e incluso romántico creando una melodía de esas que uno siempre tiene en su repertorio diario para silbar.
Después de este trabajo (sin editar) vino la segunda entrega de Harry Calahan, Magnun Force (1973-VIVA) cuyo tema principal se abre paso con una guitarra eléctrica chirriantes para entrar en un mundo de Funk Jazz con el Moog, las cuerdas envolventes y que White Child Rix sampleó en «Day of the Jackals» (1993-VS). Se repite la fórmula de los coros de mujeres y las sección de cuerdas con más acentuación. Estas dos entregas de Harry están disponibles (como versiones modernas y sinfónicas) en un recopilatorio editado en la conocida casa Silva bajo el título Music From The Films of Clint Eastwood bajo la tutela de la Orquesta Filarmónica de Viena.
En la factoría de Brubank (California) se le encargó a Lalo una nueva banda sonora de un film que daría la vuelta al mundo y revolucionaría el mundo de las artes marciales: Enter To The Dragon (1973-WEA). Existe una edición especial que data de 1975 con temas no incluidos en la primera edición y en la que se incluyen diálogos de Bruce Lee en un pack de dos CDs. Una vez más, Schifrin demuestra su genio musical con clásicos Chase como el tema principal «Enter The Dragon», «The Human Fly» (que Diamond D utilizó en «Let It Out» junto a Alkaholiks) y el frenético «Bamboo Bird Cage», auténtico estandarte del Chase de Lalo con la velocidad wha-wha apropiada -porque es cierto que no es fácil encontrar a artistas que hayan sabido hacerlo. Desgraciadamente, se desconoce el personal que ha trabajado en este disco (a lo que ya estamos acostumbrados pero que, por lo general suelen ser músicos de estudio bajo la ley del Funk).
Antes de concluir la misión de los 70, Lalo tuvo tiempo de participar en numerosos trabajos (también en solitario) junto a Stan Getz, Dizzy Gillespie (con el que grabó Free Ride (1977-PABLO) cuyo tema «Unicorn» fue utilizado por DJ Soyez en el tema «Mentes Simples», Cannonball Adderley (Experience/Tensity/Dialogues (1970-CAPITOL) y otros. Con el tema principal del film score «The Competition» y anteriormente con «The Amityville Horror» ambas de ámbito sinfónico (incluyendo concierto de Bach y Beethonven) fue nominado para los Awards.
Durante los 80 las series de televisión y algunas películas fueron sus principales dedicaciones: «The Seduction» (1981), «Buddy Buddy» (1983), «Victims» (1982), «A Stranger Is Watching» (1982), «Falcon´s Gold» (1982), «Amitiville II: The Posession» (1982), «Sudden Impact» (1983) cuarta entrega con solos de electro e incluso scratch de lata, «Tank» (1984), «Hollywoos Wives» (1985), «Private Sessions» (1985), «Command 5» (1985), «Bridge Across Time» (1985), «Bad Medicine» (1985), «Brubaker» (1980), «The Ladies Club» (1986), «Kung Fu: The Movie» (1986), «Black Moon Rising» (1986), «The Dead Pool» (1988) – quinta y última entrega de Harry- «Out On a Limb» (1987)…A partir de este momento el interés musical de los trabajos de Lalo se reduce al ámbito sinfónico, pues el tratamiento jazzy de épocas es menor. Sus trabajos con los Tres Tenores y su banda sonora «Don Quijote» junto a la orquesta filarmónica de Madrid, sus trabajos con Maurice Andre y Paquito D´Rivera («More Jazz Meets The Symphony» (1993) y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Israel son algunos de sus últimos trabajos.
El fundamento de la carrera musical del argentino, como bien indicó Sir Douglas Payne es su «devoción por destruir cualquier concepto de anacronismo musical» y ello está patente en numerosas composiciones donde el artista es capaz de introducir sonidos ancestrales y de encajes «pasados de moda» hasta utilizar las más modernas tecnologías con sintetizadores y moduladores de sonido. Introducir melodías con el silbido de un hombre (como ocurre en «Prime Cut» es un claro ejemplo de esta percepción. La simiente de tal idea debemos situarla en las enriquecedoras y múltiples influencias musicales de las que Schifrin se ha alimentado sin ningún tapujo esteril que le impida reconocerlo (desde el director de orquesta Martin Denny, el artificiero de «Hypnotique» que bautizó nominalmente la «Exótica» – hasta la profunda Yma Sumac pasando por Dave Brubeck hasta llegar a las enseñanzas de Jogn Birks).
Como se comentó en su momento el espíritu del creador libre de los requerimientos del «establishment» le ha permitido inhibirse por y para su creación. Desde un aspecto de formas es obvio que las posibilidades creativas se incrementan notablemente a la hora de componer films scores por mucho «encarguismo» que exista. Es necesario tener un conocimiento y una imaginación necesaria (que no suficiente) para situar musicalmente una imagen y por supuesto dominar la técnica Swing que actualmente brilla por su ausencia. Con ello ha conseguido crear patrones musicales para las películas de acción como en su tiempo lo hizo Quincy Jones con «The Pawnbroker».
Por otra parte la extensa producción musical de Schifrin (no reflejada en su cardinal de discos, ni al parecer según especulaciones, que me llegan a su cuenta bancaria), le han llevado a mediocres producciones («Those Fabolous Hollywood Marches» 1990 y «F/X2» 1991) fruto del avituallamiento de los 90 que se refleja en la producción musical y sobre todo la preferencia actual por incluir canciones de grupos diversos y hacerlas pasar por Soundtrack que minimiza notablemente los encargos. Aunque por quejas no nos quedamos cortos, algunos nos sentimos orgulloso de ser «los mensajeros» de este Funk que nunca será anacrónico para los oídos exigentes que a riesgo de ser víctima inocente del «souverinismo» (que incluso ha llegado a mano de parásitos nocivos del sampler) siempre será lo que fue y seguirá siendo: La música que ha gobernado y gobierna en la sombra.
TEXTO: K-Sez aka Sergio Copa.






















