Desde su famosa banda Kokoroko, Jerome ha perfeccionado un enfoque articulado y sensible que se evidencia en este exquisito álbum, salpimentado por las enseñanzas de Rumi, el poeta persa del siglo XIII.

Gracias por tu tiempo. ¿Cómo ha sido el proceso creativo de The Fork?
Son muchos años ya haciendo música, estudiando a muchos referentes. Me gusta mezclar distintos estilos sin ningún plan preconcebido, pura libertad desde cero. Practicar y combinar la producción con mis experiencias de vida, mezclar distintos géneros musicales. Me gusta ser lo más abierto posible cuando estoy escribiendo una canción. En este álbum he aprendido a retarme a mí mismo, a hacerme preguntas. A cuestionar el mundo a mi alrededor.
Hemos leído sobre algunos autores que te gustan y te han influenciado. James Baldwin o Elif Shafak. Esta última, no muy conocida en España.
Elif Shafak es la novelista autora de la novela “Las cuarenta reglas del amor”, una introducción al trabajo de Rumi. Hace dos años entré en contacto con su obra. Y es gran inspiración en las letras de The Fork. Rumi es un grandísimo poeta que llevo siempre conmigo.
Es curioso constatar la influencia de unos artistas sobre otros; tú has mencionado a Prince, Santana, Joni Mitchel como referentes en tu obra. ¿Cómo se siente influenciar a otros, por ejemplo, a adolescentes que estudian tus letras, escudriñan tu mensaje y, sin intentar copiarte, se acercan a tu estilo compositivo?
Me parece fascinante, yo no me veo a mí mismo como un escritor o compositor completo, me gusta escribir y estudié literatura en el instituto, pero escribo desde la emoción, los sentimientos. ¡Y es genial que alguien interprete lo que yo hago, es halagador!
En “Smell the Daisies” denuncias la cultura individualista y capitalista en que vivimos. ¿Cuál es la función de la música, cómo puede ayudarnos a abrir los ojos y a tomar medidas?
La música tiene muchas funciones porque expresa la condición humana. No creo que tenga que ser lo más alto de la condición humana, pero es una herramienta muy importante a la hora de conectar con nuestras emociones. Muchas canciones han terminado siendo importantes para movimientos políticos, muchos músicos han jugado un papel importantísimo a la hora de cambiar la opinión pública. Se siente esa responsabilidad cuando la gente toma tu palabra como algo que les da sentido y luz. Yo soy solo un chico más, pero la música tiene la habilidad de tocar los corazones y por eso puede jugar un papel muy importante a la hora de denunciar la injusticia social. La música se queda en tu cerebro. En Instagram veo cosas horrorosas que suceden en el mundo, no puedo pensar en eso todo el tiempo, pero si lo escuchas en la letra de una canción piensas: “… ¡es verdad!”. La música te abre los ojos, te motiva a pensar y actuar.

Es un compromiso, casi una responsabilidad.
No creo que a los artistas haya que ponernos en un pedestal porque eso causa muchísimos problemas como que estamos sufriendo ahora. Los artistas disponemos de una plataforma enorme para hablar de nuestras cosas, pero somos cada uno de nosotros, los ciudadanos quienes tenemos que hacer el trabajo de cambio en el mundo.
Sobre tus colaboraciones, ¿cómo escoges a los artistas de tus featurings? A Anaiis, Hak Baker o Ma.Moyo, ¿cómo los escogiste?
Me gusta colaborar con gente que conozco, con quienes ya tengo una conexión personal, son mis amigos antes de trabajar en mi música. Anaiis es una gran amiga mía. A Ma.Moyo y Hak los aprecio muchísimo y me encanta cómo son, cómo piensan. Mi música tiene un significado profundo, quiero trabajar con quienes me sienta a gusto para que la experiencia en el estudio de grabación sea placentera para todos.
¿Hay un hilo conductor en las letras de The Fork?
Sí. Es llegar a una bifurcación en el camino. Aunque sea un reto, que no te de miedo escoger el mejor camino. Somos individualistas, nos quedamos en la zona confort, pero yo quiero que el instinto, y no el placer, guíe nuestras decisiones. Algunas de las cosas más gratificantes en la vida requieren más trabajo, más compromiso. Retarte a ti mismo… eso es lo que aprendí en estos últimos años. Estuve en un trabajo viaje espiritual, testándome a mí mismo.
Tú has hablado de «Dejar ir tu ego, renunciar al control que tenemos sobre nosotros mismos, debemos ser capaces de abrirnos a una forma completamente diferente de ver el mundo». ¿Hay alguna otra manera de renunciar al ego, una forma que no sea la música?
La música no es mi herramienta para ello, sino mi forma de expresarlo. Ese es trabajo de una vida entera: el no ser controlado por el ego; una batalla constante. Pienso que debemos practicar la paciencia, la empatía. Escuchar a la gente, todos tienen algo que contar sobre sus propias experiencias y propósitos. No ponerte por encima de los demás. Ver la vida desde el cuidado y el amor, tratar de conectar desde una fuerza más profunda que este cuerpo físico. No hablo de religiones sino de ser consciente, de reconocer el hecho de que estamos aquí por un corto periodo de tiempo. Deberíamos dejar una marca positiva.

¿Lees a Carl Jung?
Sí, me gusta mucho su obra.
Por último, los beats. ¡Tus beats son increíbles!
Llevo haciendo música toda mi vida. Me encantan muchos productores, pero yo sigo estilos distintos, nunca me vi como productor, auqnue sí hacía demos para la banda (Kokoroko). Beats de batería, cortar breaks de batería o manipular algunos riffs (la guitarra), experimentar, intentar cosas. Explorar es mi técnica; yo no soy el producir más rompedor, pero tengo mi propia forma de hacer las cosas. Me he construido mi propio estilo trabajando mucho. He descubierto cuáles son mis fortalezas; en vez de estar copiando, es bueno tener referentes, pero si quieres encontrar tu propia voz tienes que ver dónde está tu fuerza, aquello que te hace único.

O sea, intuición en los beats y conciencia en las letras.
¡Exacto!
¿Cuándo vienes a España?
El próximo mes. Estaré en Barcelona el 17 de mayo, en Valencia el 18, el 19 mayo en Madrid (Sala Villanos) y en A Coruña el 21. Pasaré cuatro días en España.
Gracias.
A vosotros, nos vemos en España.
ENTREVISTA: MARCELO CHAPARRO