A medio día comiendo en La Central, el excelente restaurante que se encuentra en el Museo de la Energía, previo al inicio del festival, pude escuchar a un comensal decir que “no entiendo a los flamencos”, imagino que era uno de los asistentes que pensaban acudir a la Térmica Cultural de Ponferrada, donde se celebraba la primera edición del festival Bierzo Al Toque y esperamos firmemente que después del festival organizado por Miguel Morán, ese asistente haya cambiado de opinión, si ha sido así, misión cumplida, porque esta propuesta precisamente incide en descubrir todas las facetas y caminos del flamenco en un lugar en principio con poca tradición por esta música. Como muy bien introdujo Paco Suárez (director de la Orquesta Sinfónica Gitana Europea), en esa ocasión en el papel de maestro de ceremonias, “hay que abrir el corazón al flamenco y permitir que nos entre el arte de sus artistas”, y de eso fue los dos días donde hubo además de un cartel de lujo, catas de vino, presentaciones de libros, conferencias, actividades para niños y talleres.
El espíritu de Enrique Morente, casi sin quererlo, sobrevoló el espíritu del festival, de hecho, estuvo presente de una u otra manera en menciones de muchos artistas, presentaciones, fotografías o en los corrillos y comentarios, así como por herencia familiar materializada en la presencia de su hija Soleá Morente que cerró el primer día. Una jornada que arrancó tras la sesión de DJ Pablo Calatayud, con la actuación de Carlos de Jacoba acompañado como artista invitado de su hermano David de Jacoba, después vendría Arcángel, que además ofició de padrino de esta edición. Tomasito, que había intercambiado día en el último momento con Cristian de Moret, repasó temas de su último álbum “Agustisimísimo”, que cerró su actuación a petición popular con “El Vino y El Pescao” con la Sala de Turbinas de pie coreando lo de “hay que ir a la friduría”.
El segundo día se abría con la sesión de DJ Gufy, para dar paso a los onubenses Planeta Jondo y su mezcla de estilos flamencos con Jazz y música latina, después Marina Heredia demostró porque es una de las grandes voces del flamenco desde hace tiempo, se emocionó recordando a su tío, el bailaor Manolete, recientemente fallecido, muy inspirada en las Malagueñas y por Cañas, terminó reivindicando a Adela La Chaqueta cantando a pelo. Después de la granaína, no lo tenía facial Rosario La Tremendita, a pesar de eso, demostró que su propuesta convence y se merece estar compitiendo con los grandes del jazz contemporáneo aportando su inmensa flamencura. Para el cierre Cristian de Moret impregno de distorsión flamenca y raíces blueseras La Térmica de Ponferrada, con esa fusión que materializó a la perfección uniendo “La Tarara” con “Hotel California” como ejemplo de por dónde va su sonido.
La primera piedra ya está puesta, el flamenco no conoce fronteras y como el propio Miguel Morán reconocía, le encanta iniciar proyectos. Este es su reto más personal, ya que se ha propuesto llevar la música que ama a su propia tierra. Larga vida y que este sea solo el comienzo.