Recordando a Sly Stone, rescatamos este artículo publicado originariamente en el número 6 de la edición impresa de Enlace Funk, en la primavera-verano de 1998 escrito por Alberto Rahim. Fue la portada de ese número.

Cualquiera que haya oído “Down In The City” de Stevie Wonder se dará cuenta de que no hay forma de distinguir su voz de la del protagonista de esta historia. Prince se merendaba en sus jams de hace años el stoniano “I Want To Take Your Higher” y George Clinton nunca ha callado sus alabanzas hacia el pelo afro más creativo de todos los tiempos. Con esta bio/discografía, quiero homenajear a mi manera la inigualable figura de Sly Stone. Una de las personalidades más importantes que la historia de la música nos ha dado, por ser revolucionario y por hacernos llorar después de agotar nuestras piernas bailando.

Sly Stone nacido Sylvester Stewart allá por el año 1944 en Dallas, debería constar para los restos como un genuino ejemplo de auge y caída. Me explico, cuando acaba de cumplir sus 4 primaveras gabó su primer single gracias a una lectura en un programa radiofónico. A los seis toda su familia se pira a la costa oeste, a San Francisco, done según pasa la adolescencia se dedica a realizar estudios de composición y teoría musical mientras de cuando en cuando graba algunas cancioncillas bajo el nombre de The Stewarts junto a Freddie, su hermano que no llegan a cuajar en las listas. Sin perder el ánimo Sly forma y reforma grupos de origen familiar como Stewart 4, grupo Góspel en el que militó cuando era casi un niño y el quinteto Doo Woop The Viscaynes del que ya era la voz principal, hasta que harto de exiguos hits le surgió una oferta de Autum Records para ejercer de “chico para todo”.

El chaval le coje el gusto a la cosa y en breve comienza a componer, mezclar y tocar en casi todos los discos del sello qe sube sus ventas como la espuma. Sly cada vez más arriba prueba suerte con un par de singles: “I Just Learned To Swim” y “Buttermilk” que no cuajan, comenzando también a asumir labores de promoción para todos los grupos que empezaban a surgir como los embriones de Jefferson Airplane o los Grateful Dead que indican por primera vez el buen olfato musical de la futura estrella. Cuando ya parecía que todo estaba bajo control, el joven Sylvester se larga de Autum tras recibir una oferta de una emisora radiofónica negra llamada KSOL. Autum quebraría pocos meses después.
Aquí es donde empieza la verdadera cuenta atrás de lo que nos importa. En un par de meses consigue que su programa “Super Soul” sea el más escuchado por los jóvenes enrollaos de la futura ciudad de las flores gracias a su concepción rupturista en términos raciales de la música y abre los oídos de los prehippies a joyas tan indiscutiblemente negras como James Brown u Otis Redding, mientras es criticado por los directivos de la emisora por “venderse” a pinchar habitualmente las melodías de Beatles o Dylan y demás paliduchos.

Sly además es un DJ jocoso y sus bromas son la comidilla de todo el mundo. Viendo que ya tenía cierta fama prueba suerte de nuevo con los Stoner´s nacidos de la amistad con la trompetista Cynthia Robinson junto a la que graba otro single que no llegaría a las listas. Es 1966 y Sly decide jugársela juntando a los Stoner´s con el bajista Larry Graham, un saxo tocado por Jerry Martini y el primo de este Greg Errico (batería) a los que conocía de la escuela y apuntala una nueva formación añadiendo a sus hermanos (Freddie y Rosemary) provenientes de los Stewarts para tocar guitarra y piano respectivamente fundando finalmente la “Family Stone” con genuina vocación renovadora y convulsiva, son cinco chicos y dos chicas.
Cinco pieles negras y dos blancas. Ha nacido algo nuevo. Triunfan en un concurso de nuevos talentos organizados por Epic y publican un disco A Whole New Thing en el que como el propio titulo indica tratan de ofrecer algo innovador, propio y explosivo. No puedo hablar mucho más de este álbum. Aún no ha sido reeditado y los precios del mercado prohibitivos, así que sin referencias propias prefiero dejar el hueco en blanco, resumiéndolo solamente en sus consecuencias directas. Es un éxito local y las críticas favorables le pedía más. Finalizaba el año 67 y los niños de las flores comenzaban a ocupar Haight y Astbury.
La familia comprende el mensaje y al año siguiente sacan Dance To The Music, la primera demostración palpable de lo que estos chicos podían hacer. Las cartas con la que juega la familia Stone son numerosas. Una especie de batido en el que caben desde el por entonces efervescente rollo psicodélico triposo al Sol más desgarrador pasando por meras invitaciones al baile con ramalazo roquero a modo de guinda. Empiezan a oler la fama. De hecho, en los últimos días de aquel año, Sly & The Family Stone afianzan su camino editando Life . Es el año de los megafestivales hippies. La familia triunfa allá donde toca y su éxito comercial es indiscutible. Sly ha dado un gran paso y Life es la plataforma de impulso para dar ese salto que le hizo inmortal.
La línea del disco discurre por las directrices marcadas por su antecedente primando quizá una mayor labor de estudio que enriquece las composiciones sin privarlas de calor. Los conciertos continúan y en la primavera del 69 publican un single “Everyday People” en el que Sly proclama a los cuatro vientos el derecho que tiene a ser gente corriente, porque a fin de cuentas todos somos lo mismo.
Fue número uno en las listas durante un mes y después llegó la explosión Stand!. Musicalmente el disco resume todo lo descubierto hasta la fecha. Los himnos bailables llevados a la enésima potencia (“Sing A Simple Song”), melodías óptimas para vender (el single de adelanto), Blues psicodélico (“Dont´t Call Me Nigger, Whitey”) y oportunas proclamas de orgullo negro con estribillo contagioso (los Black Panthers utilizaron su “Stand!” como himno).
Voces masculinas y femeninas mezclándose, letras exageradamente positivas, guitarras buscando nuevos caminos, ritmo más ritmo y “I Want To The Take you Higher”, una especie de remake de un tema del Dance To The Music condensado y elevado a la máxima expresión. Fue un éxito total y cuando aquel verano actuaron en el festival de Woodstock lograron sentir por fin en sus carnes el auténtico éxtasis de cerca. Sly inaugura la década con un Greates Hits que recopila los momentos más lúcidos de su discografía acompañados de dos temas nuevos: “Thank you (Falettinme Be Mice Elf Agin)” que le proporciona un nuevo número uno y “Hot Fun In The Summertime” una cuanto menos indispensable perla de su repertorio que funciona como un emocionado cruce de caminos entre los excesos de la música más dramática y el inesperado desnudo que ya barruntaba.
El siguiente año y medio no da ningún fruto musical. Hay problemas con los Black Panthers (Sly siempre hablaba de igualdad de razas) reconocimiento de gurús como Miles Davis, conciertos cancelados y una situación personal difícil de la que intentan sacarle nuevos amigos como Bobby Womack o Ike Turner. La situación le conduce a una tortuosa espiral de coca, tripis y caballo, que acaba influyendo un nuevo disco The Incredible And Unpredictable, del que el mismo Sly hablaba maravillas antes de que fuera publicado. Nunca lo llegamos a escuchar.

Cuando en las navidades del 71 por fin aparece un nuevo disco, pocas personas daban un duro por él, There´s A Riot Goin´On es una revolución para el sonido de la “familia”. Donde antes todo era ritmo y frenesí, ahora sólo hay cenizas. La bandera yanki de la portada y las fotos del citado Womack, Lolly Vegas (de Redbone) y Angela Davis (black panther y posterior fundadora del partido comunista de EEUU) en la contraportada a aportar datos. El delirio optimista de Stand! se había venido abajo, ahora el país veía nacer una revuelta y con los disturbios de Watts todavía frescos, Sly lanzaba un dardo en el centro de la realidad. El bajo omnipresente de Larry Graham se merendaba las canciones y lo que antes parecía una jovial canción de agradecimiento a su público (“Thank You”) ahora se transformaba en una letanía desesperada (“Thank You For Talkin To Me Africa”).
Tampoco quiero confundir, el disco fue un exitazo y “Family Affair” estuvo un buen tiempo encabezando las listas. Lo que ocurrió, es que dinamitó su propio estilo y la mezcla de diferentes sonidos que antes invitaban a la fiesta, ahora solo conducían a la reflexión. Daba un importante paso hacia el futuro, utilizando bases programadas una década antes de que fueran cotidianas en la música negra. Con los años 70 ya comenzados, comienza el naufragio de la Family. El primero que abandona el barco es Larry Graham que pocos meses después fundaría Graham Central Station. Le sustituye Rusty Allen. En poco tiempo tanto Greg Enrico como Jerry Martini se marchan, siendo el primero sustituido por Andy Newmark y quedando vacante el puesto de saxo.
Gracias a la ayuda de Billy Preston y de Bobby Womack, Sly entra de nuevo en el estudio para facturar un nuevo disco. Se llamó Fresh y se publicó en julio del 73. La portada que presenta una foto de Sly eufórico embutido en un traje ultra-trash de cuero negro con flecos sobre un impecable fondo blanco, no puede ser más expresiva, y pese a que musicalmente la cosa parece haberse quedado anclada en el anterior disco, Fresh es otra vuelta en la revolución que la familia había comenzado 7 años atrás. Sly seguía creyendo en el y este disco, es tan grande, visto desde la actualidad, como lo podría haber sido cualquiera de los precedentes sentando las bases rítmicas que años después ha devorado el planeta Hip Hop.
Al año siguiente para dar bombo a su nueva obra, Sylvester contrae matrimonio durante un concierto en el Madison Square Garden con Katty Silva, su novia desde hacía años. El evento es televisado y a los pocos días publica Small Talk , su vuelta a los ritmos exuberante bajo una carátula decadente donde se ve a Sly y Katty junto a su retoño recién nacido, en una foto familar sobre un catre. En este disco, la nueva familia pierde parte de su inventiva fusionadora de estilos, decatándose por el Funk más explícito en canciones como “Loose Booty” y presentando un nuevo batería: Bill Lordan, a una nueva “hermana” llamada Vet al piano y la inclusión en la formación de Sid Page tocando el violín.
Tras divorciarse de la señora Silva en 1975 sacaría High On You firmado solo por Sly Stone. Un disco irregular en el que se combinan los momentos bailables (“Crossword Puzzle”) con magistrales introspecciones (“That´s A Lovin You, My World”) y muchas sobras del local de ensayo. El mito acaba tirado por la borda cuando en 1977 publica el excretable Heard You Missed Me, Well I´m Back, que planea bajo la sombra de la Mothership de George Clinton. Ya nadie lo echaba de menos. Durante este bienio-terribilis, abandonan el grupo su hermano Freddie y Cynthia Robinson. Entre las deserciones y la evidente dependencia de Sly a todo tipo de drogas parece finalizado, la familia firma un nuevo contrato con Warner que ve en ellos una punta de lanza dentro del marasmo Disco-Funky que se daba a finales de los 70.

Así que la discográfica les junta con el productor de hits Mark Davis y para 1979 tenemos una nueva – y van cinco- Family Stone a la que se reenganchan Freddie y Cynthia Robinson que junto a unos cuantos novatos acaban publicando una nueva colección de canciones llamada Back On The Right Track que, sin llegar a la perfección de sus primeros seis álbumes, nos presenta a un correcto grupo. Epic, su antigua casa se saca de la manga un infumable LP de adaptaciones discotequeras de los clásicos de la banda llamado Ten Years Too Soon. Desgraciadamente vemos como el single “Remember Who You Are” se pierde en el puesto 204 de las listas de éxitos.
A partir de este punto se podría decir que ya la family deja de existir. Sly, acompañado de Cynthia y Pat Rizzo colabora en el último disco de Funkadelic, siendo las dos versiones del “Funk Gets Stronger” una especie de epitafio para ambos emblemas vivos del Funk más imaginativo. Posteriormente lo volvería a hacer en el Urban Dancefllor Guerrillas de las P-Funk All Stars con los que llegaría a actuar, siendo bastante más discretos sus resultados.
Ese mismo a1983 aparece otro disco de la Family Stone llamado Ain´t But The One Way que -sniff- coincide con el internamiento en una clínica de desintoxicación de Sly de la que solo saldría en 1986 para colaborar en el single “Crazay” de Jesse Johnson, el guitarrista de The Time. Los resultados eran patéticos. El resto de la historia es borrosa, Clinton vanamente volvió a intentar rescatarle un año después de oírle en el “Unity” de Earth Wind & Fire. El segundo volumen de la colección Red Hot incluía un remix del “Thank You” de incierto origen y hasta un diario de tirada nacional se hizo eco dentro del “boom” Woodstock 95 de otro intento para rescatar a la apagada estrella.
Sly ahora vive con su madre encerrado loco y los royalties de muchas de sus canciones los cobra Michael Jackson. En la memoria de personas como el que escribe esto, Sly nunca morirá. Pese a que algún día leeremos en un periódico que eso habrá ocurrido físicamente y en tres meses publicarán un grandes éxitos y un par de discos de homenaje que serán multi platino y me hará morderme el puño por toda la ira que me produce la injusticia del olvido. Espero que Sly desde allá arriba por fin pueda sonreir.
TEXTO: ALBERTO RAHIM (Enlace Funk, 1998)
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