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El Reino Unido ha sido lugar de recepción habitual de migrantes desde sus colonias en el Caribe (las llamadas West Indies) y el África occidental. La British Nationality Act de 1948 daba, por ley, la nacionalidad británica a individuos provenientes de la Common Wealth, es decir, los paises que habían sido colonizados por el Reino Unido, Jamaica y Trinidad entre ellos. Tras la 2ª Guerra Mundial, el Imperio Británico hizo una invitación expresa a los pobladores de sus colonias para hacerse con mano de obra que ayudara en la reconstrucción necesaria tras los desastres provocados por el conflicto bélico. Un anunció publicado en la prensa jamaicana prometía pasaje gratuíto en el transatlántico Empire Windrush a aquellos que quisieran emigrar a la metropoli para ayudar a reconstruir el Reino Unido.
En su primer viaje con ese cometido, el 21 de junio de 1948, el Empire Windrush transporto a 1027 pasajeros, la mayoría jamaicanos, y otros provenientes de otros puntos de las West Indies, algunos ingleses, polacos y mejicanos. Artistas de renombre como Lord Kitchener, Mona Baptiste, Lord Beginner o Lord Woodbine fueron parte del pasaje en aquel mítico viaje que marcó sobremanera la migración caribeña hacia Londres y otras ciudades británicas. Por ello, a los integrantes de la ola migratoria que vivió su mayor acometida en los 50 y 60, se les dio en llamar “generación Windrush”. Aquellos viajeros llevaban no solo ropa y recuerdos en sus maletas, sino también su música y su cultura, que tomó raíces entre la población caribeña que se movía en los clubs y blues dances de la noche londinense y otros puntos del país. A partir de entonces, la “aburrida” vida británica de las principales ciudades se llenó de otros colores y sonoridades: calypso, mento, ska y, hacia finales de los 60, reggae.
Pero la vida de la población negra en el Reino Unido no fue nada fácil, y hubo de transcurrir bajo el marchamo del racismo y el desprecio de gran parte de la población blanca. Ese es el marco en el que transcurre la serie de cinco películas que el cineasta afrobritánico Steve McQueen ha filmado en 2020 (y que aquí está emitiendo Movistar+) sobre la vida de la población negra en el Reino Unido entre 1968 y 1982; cinco films que están cosechando admiración y reconocimiento por donde quiera que son proyectados, y que han copado buena parte del tiempo de nuestro Black Market del mes de febrero.
El título genérico de la serie, Small Axe, proviene del emblemático corte que Bob Marley & The Wailers grabaron para Lee Perry en 1970. Su letra dice: “si vosotros sois el árbol grande, nosotros somos el hacha pequeña, afilada para cortar”. De hecho, Marley hacía un juego de palabras entre three y tree, palabras que en patois jamaicano se pronuncian casi igual, de manera que también se podía entender como: “si vosotros sois los tres grandes… (refiriéndose a los tres productores discográficos predominantes en la isla en los 60: Coxsone Dodd, Duke Reid, y Prince Buster.)” Fuera como fuese, esa noción de resistencia, de aguantar sin desfallecer frente a los grandes poderes, le viene que ni pintada a esta pentalogía donde el racismo ejerce de cruel telón de fondo.
La primera de las películas, “The Mangrove”, refleja el clima de discriminación y presión policial que sufrieron el propietario y los parroquianos del local que, a finales de los 60, hacía las veces de improvisado centro social de la comunidad negra del barrio de Notting Hill. Hilvanado por una sucesión de cortes de early reggae, veremos el largo proceso judicial que “los nueve del Mangrove” tuvieron que sufrir para hacerse oír en un mundo donde sus voces no tenían, en principio, ningún crédito. Entre esos “nueve”, destaca el abogado y activista Darcus Howe, al cual Linton Kwesi Johnson le dedico su “Man Free” en el primero de sus trabajo, “Dread, Beat And Blood” (1981).
El segundo capítulo centra el foco en el lovers reggae, esa vertiente del reggae jamaicano genuinamente británica, más romántica que combativa pero nunca sensiblera, que cobro fuerza a lo largo de la década de los 70 y que ponía en valor el orgullo de ser negro en el marco de la sociedad británica. La acción transcurre en un blues dance o blues party, fiestas que se organizaban en casas particulares ante la imposibilidad para los negros de acceder a determinados clubes y discotecas. Entre nubes de humo de ganja, los asistentes a la fiesta bailan al ritmo de los discos que les sirve un sound system casero; en su mayor parte suculentas rodajas de lovers o lovers rock, un género que encantaba a las mujeres pero que todos bailaban sensualmente y sentían como propio. Gran parte de las canciones eran originales de soul versionados en clave reggae, y se convirtieron en la primera música que la primera generación de negros nacidos en suelo británico sintió como propia.
Dennis Bovell, bajista y líder del grupo Matumbi, estaba ejerciendo un importante rol como productor de diversos proyectos, y fue el principal arquitecto del lovers rock. Lo encontramos involucrado en los primeros pasos de alguna de las principales cantantes del género como Louisa Marks, Brown Sugar o Janet Kay. Esta última dio en el blanco con “Silly Games”, un corte compuesto por Bovell que apareció en el sello Arawak y llegó al nº 2 de las listas pop del Reino Unido en 1979. En la película de McQueen protagoniza una larga escena donde los participantes en la fiesta nocturna bailan sensualmente y corean la letra hasta llegar al éxtasis.
En “Alex Wheathle”, la cuarta entrega de la serie, el protagonista, un joven negro huérfano y absolutamente perdido en el mundo blanco, llega a Brixton siendo un adolescente, donde se educa en la calle, trapicheando con ganja e iniciándose en el reggae y el dub. En ese contexto, vive muy de cerca la masacre de New Cross en 1981, y eso le lleva a salir con sus hermanos en revuelta callejera contra la policia y el sistema, contexto en el cual es arrestado y encarcelado. De esta manera, McQueen se hace eco del incendio (supuestamente intencionado por móviles racistas) que tuvo lugar en una blues dance la madrugada del sábado 18 de enero de 1981 y que acabó con la vida de trece jóvenes; uno de los supervivientes se suicidó dos años más tarde.
En la película, McQueen utiliza magistralmente el poema que Linton Kwesi Johnson escribió al respecto junto a una sucesión de fotos en blanco y negro de los sucesos de aquella noche fatídica y de la consiguiente revuelta callejera. Johnson, poeta de los excluidos del sistema en el Reino Unido, convirtió ese poema en canción junto a, de nuevo, su inseparable Dennis Bovell, en `Making History’ (1984). Es realmente oportuno recordar los hechos ahora que se cumplen 40 años del incendio de New Cross, y cuando el fascismo y el racismo vuelven a levantar cabeza en Europa y en otros lugares del mundo.
Small Axe se ha convertido ya en una de las mejores sorpresas cinematográficas de 2020, y en un nuevo y lacerante aviso para que no bajemos la guardia frente a ese fantasma que vuelve pasearse por nuestras calles.
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