Nacido en el sur californiano a finales de los 80, creció marcado por las preferencias clásicas de sus padres en cuanto a soul, blues y rock. Fue cultivando esa tendencia primero en sus años de instituto (cuando formó su primera banda, The Intelligista) y después cuando se trasladó a San Francisco y trabajó de dependiente en una tienda de discos vintage (una historia muy en la línea del libro“Alta fidelidad” de Nick Hornby). Y así llegó el momento del primer single, “Some Place”, que voló rápido entre coleccionistas de rhythm’n’blues actual, y luego un EP de cinco canciones, “Is That Clear” (2011).
Al año siguiente, LP de debut, Time’s All Gone. El segundo, Holly, llegó en 2014. Y entre ambos se dedicó a producir la psicodelia garagera de Allah-Las. Con Never Twice (2016) -saludado por ‘Vogue’ como “el segundo advenimiento del soul”– completó su primera trilogía. Lo hizo aportándole a la banda más espacio que en sus trabajos previos, con solos del órgano y el saxo tenor en nueve de sus diez cortes, y refinando su sonido. Una de las composiciones de Waterhouse ahí incluida, “Katchi”, fue convertida en hit planetario gracias a la remezcla que de ella realizó en 2017 el dúo francés de DJs Offenbach y cuyo videoclip ya ha superado los 162 millones de visionados en YouTube.
Durante esos tres álbumes Nick fue borrando fronteras entre lo clásico y lo contemporáneo, añadiendo toques de sucinta modernidad (su réplica a los años 50 y 60) a lo que podríamos llamar la versión indie de Chris Isaak. En marzo de 2019 llegó su cuarto trabajo, de título homónimo, grabado en los estudios Electro-Vox Recorders de Los Ángeles y coproducido entre el propio Waterhouse y Paul Butler (Michael Kiwanuka, Devendra Banhart y St. Paul And The Broken Bones). Entre los colaboradores que aparecen en sus créditos, Bart Davenport, el percusionista Andres Renteria (Flying Lotus, Father John Misty), el flautista Ricky Washington (padre de Kamasi Washington) y los saxofonistas Paula Henderson (Gogol Bordello) y Mando Dorame (JD McPherson).
Que Nick Waterhouse decidiese bautizar ese trabajo con su propio nombre reflejó que es una obra que muestra de manera profunda su firmamento emocional y cultural: la música de Irma Thomas y Chico Hamilton, las películas de Robert Siodmak y Adam Curtis, los buenos y malos tiempos en San Francisco, Detroit y Los Ángeles.
Su quinto álbum, Promenade Blue, publicado el año pasado, es una obra que propone una especie de renacimiento y revigorización de su música, con California bien presente y a través de un espiritual vistazo al pasado. Paul Butler vuelve a ser su coproductor.
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