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Looking For The Perfect Beat

Funkologia Exclusivo

SOUL SALEM: ¡Todas Brujas!. De Ma Raney o Nina Simone a Erykah Badu, Beyoncé o FKA Twigs.

Hoy, solsticio de verano, confluyen dos celebraciones especiales que unen a la música y al universo femenino. A nivel internacional, el día de la música (en su 40º aniversario) y a nivel nacional, el akelarre de Zugarramurdi, Navarra (que se viene celebrando desde remotas lunas ya).

Orines de sapo negro, una piedra de la calle

Siete clavos, agua bendita y lágrimas de selva virgen.

Me amarás con este elixir, te amarraré con este sortilegio.

(“Sortilegio”, Andrea Echeverri de Aterciopelados, Con el corazón en la mano).

A lo largo de la historia de la música, a muchas mujeres se les ha encasillado, acosado y/o acusado de brujería, pues su fuerza, brillo y fuego son cegadores. En Enlace Funk celebramos el poder de la Mujer en la música riéndonos de todas esas acusaciones sin sentido y disfrutando de sus obras.

Independientemente de lo absurdas que suenan tales acusaciones en pleno siglo XXI, este comportamiento social persiste porque responde al miedo al Arquetipo de la Bruja, un fenómeno que ocurre en todas las culturas. Una manifestación de lo que Carl Jung llamó «el inconsciente colectivo», patrones psíquicos que transmiten imágenes transmitidas de generación en generación a través de historias, sueños, parábolas, religiones, chistes, miedos, fábulas, delirios y mitos.

El arquetipo de la bruja remite a ese lugar intuitivo en el que las mujeres se recuperan a sí mismas desde su individualidad. Esas que se apartan de la sociedad para obtener un conocimiento y una perspectiva críticas. Esas con capacidad de crear redes solitarias (la bruja ermitaña) y trabajo en colectivo (aquelarres) estrechando vínculos sororos; esas que recuperan agendas y espacios desde un punto muy distinto al del patriarcado y sus criterios hegemónicos, como ha sido, y sigue siendo, el show business.

Hoy, a muchas intérpretes y compositoras se les asocia con prácticas wicca, una religión pagana moderna parte de la corriente ocultista del esoterismo occidental. En tiempos pretéritos la caza fue brutal, hoy ha entrado en el territorio de lo ‘cool’.

A continuación, un compendio de féminas sobresalientes que han sido acusadas de abrazar la magia blanca, o que han jugado con la imagen colectiva de la brujería. Mención especial para las primeras grandes del Blues y el Soul que sufrieron algún tipo de burla o ensañamiento debido a su esplendoroso fuego interior como Bessie Smith, reina del Blues (una de las primeras iconos gays), Rosetta Thorpe (cantautora de Blues), Big Mama Thornton (primera en grabar “Hound Dog”) y la primera artista de Blues Ma Raney aka ‘Mother of the Blues’.

Más contemporáneas, las siguientes meigas desfilan en orden alfabético. La ganadora de numerosos Grammy, Adele, confesó hace varios años que tiene en su posesión todo tipo de cristales y rituales de energías. La intérprete e icono gay español Alaska (“La bola de cristal”, “Mi novio es un zombie”, “Perlas ensangrentadas”) se hizo popular en la movida madrileña y después en su personaje televisivo de brujita en La bola de cristal. La compositora y productora española de R&B Adriana Terrén (Bennu) pertenece a un colectivo llamado Akelarre (del que nos ocuparemos en futuros artículos) y es popular por usar el filtro FireDemon en sus redes sociales, sin complejo alguno. Otro colectivo mágico en tierras patrias es el Festival Akelarre, encuentro de mujeres DJs coleccionistas de vinilos de Canarias, organizado por Pimienta Selectoras y que este año ha contado con:  DJ Hada Verde, Sarini Selectora, DJ Courtney, Calamity Jane y las dos Pimienta Selectoras (Sra. Pimienta y Monterreina).

La rapera Azealia Banks («Yung Rapunxel») publicó en redes vídeos de carcasas de pollo, manchas de sangre y un armario cubierto de plumas para sacrificios de animales, sin olvidar esos pendientes con la mandíbula de su gato muerto. La reina del neo-soul, Erykah Badu es siempre la primera en responder: «Sí, soy una bruja”. Durante mucho tiempo ha jugado con referencias afrocéntricas, serpientes, ankhs y turbantes en alusiones a lo divino, lo oscuro, y el cosmos.  “Más te vale que no la mires”, “su vagina ha embrujado a André 3000, Common, The D.O.C o Jay Electronica”. Muy lista ella, se ha forrado vendiendo incienso con olor a la perla que esconde su monte de Venus.

En 2018, Kimberly Thompson, ex batería de Beyoncé, presentó una demanda de alejamiento contra la cantante por «brujería extrema» y «abuso sexual a través de hechizos» para poder verla teniendo relaciones sexuales con su novio y asesinar a su gatito (hecho confirmado por varios ‘psíquicos’). Queen B incorpora en su obra imaginería cristiana y Yoruba. Canaliza a la orisha Oshun en ensayos fotográficos, el aclamado Lemonade, presentaciones en los Grammy Awards y su magnífico álbum visual Black is King que mezcla la narrativa de El Rey León con las religiones panafricanas.

La hipnotizante mallorquina Concha Buika levantó más de una ceja por afirmar que “no hay nada más joven, más ‘sexy’ y con más ganas de vivir que una mujer de 50 años”. Las reacciones online fueron, a la par, de apoyo y de tildarla de ‘bruja loca’. Según una biografía de Charles Mingus, Ella Fitzgerald («Witchcraft»), contrató a un instructor en artes oscuras para ser investida de magia artística. Después de una actuación deslumbrante en los Premios MOBO de 2015, la reina del R&B surrealista FKA Twigs fue acusada de realizar magia negra en el escenario. El histrionismo de la británica Florence + the Machine y la singular personalidad de la canadiense Grimmes (acusada de haber embrujado a Elon Musk) han hecho que sus obras se conviertan en memes de publicaciones supersticiosas y de miras estrechas.

La religión yoruba es un pilar del R&B electrónico de las Ibeyi. Elegua, Oshun, Shangó y Yemayá son deidades protagonistas en las canciones de las hermanas Lisa-Kaindé y Naomi Díaz, brujas blancas que crean conexiones espirituales entre naturaleza y ser humano.  Algunos medios de comunicación han publicado que Jennifer López practica la santería cubana para amarrar a sus novios/esposos. A la ‘Mother Monster’, Lady Gaga, se le ha acusado de nigromancia por invocar el espíritu de la malograda Sylvia Plath en “Dance In The Dark”. En 2017, Lana del Rey instó a sus fans de Twitter a participar en una ‘reunión grupal’ para bloquear a Donald Trump (en la medianoche del 24 de febrero y durante los siguientes tres meses, con luna menguante). Del Rey compartió la receta online.

La inclinación de Madonna por la blasfemia y su enfoque descarado del sexole han valido acusaciones de herejía y ser excomulgada por la iglesia católica en tres ocasiones: por el vídeo de “Like A Prayer”, por simular una masturbación en un concierto y por cantar ‘crucificada’ en una cruz mientras se proyectaba el número de niños y niñas africanos huérfanos de SIDA (15 millones), víctimas de la insistencia del Papa Juan Pablo II en prohibir el uso del condón en África durante los 80 y 90. Su vídeo “Frozen” donde levita y se transforma en una perra negra tampoco ayudó mucho.

La Mala Rodriguez tituló su álbum de 2013 Bruja por lo que significa para ella: un insulto a la mujer, aunque también una palabra cargada de poder y magia. En los 70 se afirmaba que Marianne Faithfull hechizaba a los hombres, un rumor que causó serios problemas entre Mick Jagger y Keith Richards.

Missy «Misdemeanor» Elliott provocó controversia al aparecer en el vídeo de «Lose Control» saliendo de entre la tierra, y debió dar mil explicaciones y disculpas. La grandísima Nina Simone lo canta, sin complejo alguno: ha hechizado a su hombre, porque él es infiel. Y porque a ella le da la gana.

You better stop the thing that you’re doin’

I ain’t gonna take none of your foolin’ around

I put a spell on you because you’re mine.

(“I Put A Spell On You”, Nina Simone)

La rapera Princess Nokia se identifica como bruja. Su difunta madre también lo era, una bruja de Regla de Ocha, aka santería. La indumentaria, fascinante voz y composiciones de Stevie Nicks a menudo remiten al poder y la experiencia femeninas, lo que le ha valido el apodo de ‘bruja blanca’. Por último, el arquetipo de la gran maga destructora: la historia de la música siempre ha colgado a Yoko Ono el sambenito de bruja causante de la ruptura de los Beatles.

«Cuando leo sobre hierbateras o brujas poseídas por demonios veo a novelistas perdidas, poetisas reprimidas, Jane Austens mudas y maldecidas, Emily Brontes lanzadas a morir en el páramo enloquecidas por la tortura que sus dones les causó». Virginia Wolf.[1]


[1] Woolf, Virginia. (1929) Woolf, A Room of One’s Own. Hogarth Press, UK.

TEXTO Y PLAYLIST: Marcelo Chaparro Santana

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