Cada año, al llegar nuestra emisión de diciembre, nos dedicamos a jugar recordando y gozando con la música de hace 50 años. En este caso le ha tocado el turno a 1971, un año bestial, único, en que las músicas de la semilla negra dieron alguno de sus mejores frutos.
John Coltrane había fallecido en 1967, y Miles Davis había facturado, en 1970, “Bitches Brew”, uno de esos trabajos que abrían nuevos escenarios mentales para músicos de todas las latitudes. El soul sonaba cada vez más funk y se acercaba sin remilgos al rock y la psicodelia. El jazz adquiría tintes espirituales y se dejaba influenciar por otros estilos y sonoridades. Sly Stone bebía de Bob Marley y Miles Davis, este último se dejaba influir por James Brown y Jimmy Hendrix…Herbie Hancock o Quincy Jones aprovechaban esas grietas para colarse en terrenos inexplorados. 1971 era un cruce de caminos en el que las fronteras estilísticas eran cada vez más porosas y la música se abría a la innovación, dejando los caminos más trillados para aventurarse por otros nuevos.
En ese contexto, Marvin Gaye nos entregaba una de las obras cumbre del siglo XX, “What’s Going On”, en el que su crisis personal, provocada en parte por la muerte de Tammi Terrell, se convertía en una ácida visión del mundo de su época: la guerra de Vietnam, la pobreza de los guetos norteamericanos, la injusticia social, el ecologismo…
La apuesta de Sly & The Family Stone aquel año fue “There’s A Riot Going On” otro disco fundamental que iba a suponer un marcado viraje para la música afroamericana.
Al Green llegaba al nº 1 de la lista Billboard con “Let’s Stay Together”
Curtis Mayfield seguía regalándonos los frutos de su madurez artística una vez finiquitada su época al frente de The Impressions, y Isaac Hayes daba el campanazo con la banda sonora de “Shaft”.
El sonido Laurel Canyon estaba en su apogeo, con joyas como “Tapestry” de Carole King, una de las compositoras que más ha influído en los artistas afroamericanos del momento y de su inmediato futuro.
La salsa contaba aquel año con obras maestras como “Harlem River Drive” o “Vamonos Pa’l Monte” de Eddie Palmieri, un auténtico innovador del género, y grandes cortes que iban a quedar para la posteridad como “Sonido Bestial” de Richie Ray y su cantante, Bobby Cruz, que contra todo pronóstico dejaron el epicentro mundial de la salsa, el Spanish Harlem, para volver a su Puerto Rico natal.
La música de Brasil se seguía escribiendo desde el interior del país (a pesar de la dictadura que sufría) con joyas como “Construçao” de Chico Buarque, pero también desde el exilio londinense, donde Gilberto Gil, Gal Costa o Caetano Veloso seguían activos y traviesos.
En Africa, la leyenda de Fela Kuti empezaba a adquirir proporciones gigantescas…
Y en Jamaica el roots reggae iba cobrando solidez y notoriedad. 1971 fue un momento de renovación y nuevos enfoques, de riesgo artístico y terrenos jamas pisados hasta aquel momento. 1971 fue…el año que lo cambió todo.