La sensación del funk cubano escuchó por primera vez a George Clinton cuando aún era un adolescente en la Cuba rural; donde se colaba en el carro de su tío para oír casetes de música americana que su primo traía de La Habana. “Agoté la batería del carro muchas veces quedándome hasta tarde escuchando la música de George Clinton”, dice Cimafunk. “Años después, por fin tuve acceso a Internet para ver sus actuaciones. Rápidamente se convirtió en un ídolo.”
“¡Maaaaaaaaaaaan, me encanta este funk afrocubano! ¡90 millas no es demasiado lejos para ponerse funky!”, dice Clinton, que añade estar impresionado con la capacidad de Cimafunk para fusionar el pasado y el presente. “¡Cuando comencé, me encantaba Coco Seco de Tito Puente, el Sexteto de la Playa y toda la música mambo cha-cha de los años ‘50! Cimafunk lo traslada allí, al pasado, manteniéndolo a su vez en el presente. Es como lo que hacemos nosotros, siempre reinventando el funk para mantenerlo fresco.”
Tanto la canción como el videoclip, se grabaron en el estudio de George Clinton en Tallahassee, donde los dos artistas pasaron horas hablando del movimiento global del funk, la importancia de la música cubana en la ciudad de Nueva York en los años ‘50 y ‘60, y de la próxima generación de artistas funk.